Perder peso, sobre todo reducir el abdomen, mejora en un 20% la calidad del sueño y reduce la incidencia de apnea.
La apnea del sueño es un trastorno común en el que la persona que lo sufre hace una o más pausas en la respiración o tiene respiraciones superficiales durante el sueño.
Las pausas pueden durar entre unos pocos segundos y varios minutos. A menudo ocurren entre 30 veces o más por hora. Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta.
Casi siempre la apnea del sueño es un problema crónico (constante) de salud que altera el sueño. La persona pasa de un sueño profundo a un sueño liviano cuando hay una pausa en la respiración o cuando la respiración se vuelve superficial.
La obesidad y la calidad del sueño están muy relacionadas, ya que dormir mal disminuye la acción de una hormona llamada leptina, reguladora de la saciedad, y aumenta la concentración de otra llamada grelina (hormona del Hambre) responsable del aumento de la ingesta, especialmente genera aumento de apetito por “comida chatarra”.
Hay gran cantidad de información que describe las alteraciones del sueño asociadas a obesidad tales como apneas, insomnio o el síndrome de las piernas inquietas, y a su vez muchas de esas patologías tienen una correlación directa con eventos cardiovasculares graves o accidentes cerebro vasculares.
Existe una sinergia que lleva a un empeoramiento de los síntomas tanto si el trastorno de sueño ocurrió antes y empeoró con la obesidad posteriormente desarrollada, como si el trastorno se desencadena luego del aumento de peso.
También hay personas que sienten que duermen toda la noche pero que no tienen un sueño reparador, porque se levantan con sensación de cansancio.
Es gente que se duerme en la mesa después de comer o que pierde la concentración fácilmente, eso se da porque hay una deficiente oxigenación cerebral causada por apneas de sueño, que hacen que disminuya su rendimiento psicointelectual.
Si se presentan síntomas como ronquidos excesivos, cefaleas, poca libido o apetito sexual o boca seca al levantarse se debe consultar a un especialista para buscar ayuda.
Es indispensable por lo tanto cambiar hábitos de vida que ayuden al esfuerzo que significa perder peso, como la actividad física y el correcto descanso del individuo.
las recomendaciones dependen de cada caso en particular, pero en aquellas personas que les cuesta conciliar el sueño se les recomienda por lo general no ingerir bebidas estimulantes después de las 18 hs.