Hoy en dìa vivimos en un mundo que nos exige cumplir con ciertos parámetros de belleza: ser joven, atractiva, y “delgadìsima”.
Los medios de comunicación nos bombardean las 24 hs, los 365 dìas del año con imàgenes y mensajes que nos dicen còmo debemos lucir, que ropa debemos ponernos, que maquillajes usar, que debemos comer y que no. Todo parece venderse en combo. Para agregarle màs ingredientes a nuestro ritmo de vida: barreras al movimiento, con plena disponibilidad calòrica, con fármacos que engordan, con deuda de sueño, con un alto nivel de estrès y con una generalizada dificultad para manejar nuestras emociones
Porquè dejamos que nos digan còmo debemos lucir sin evaluar con què juicio se nos juzga? Acaso nuestro cuerpo, nuestro peso o nuestras formas aseguran la eficiencia y eficacia en nuestro trabajo?
Muchos de nosotros trabajamos en puestos que nada tienen que ver netamente con el físico pero sin embargo aspiramos a cumplir con determinados formatos, como si el cuerpo ideal nos asegurara la felicidad absoluta y nos hiciera la vida màs fácil
Nuestra autoestima es dañada por este bombardeo de ofertas del mercado de la belleza, que promueven la idea de que el èxito, el valor y la felicidad estàn ligados al peso ideal y al cuerpo perfecto. Con nuestra autoestima dañada nos refugiamos y buscamos consuelo en el cuidado obsesivo de nuestro aspecto, realizamos règimenes hiper restrictivos, nos excedemos con el ejercicio fìsico y recurrimos al uso de fármacos y sustancias que solo tienen un efecto negativo en nuestra salud
El trabajo con uno mismo
La mejor manera de amigarnos con nosotros mismos es comenzar por buscar el cuerpo que màs còmodo nos quede, ese que nos disminuya el malestar, que nos permita disfrutar de la felicidad de la vida sin que nos moleste tanto la mirada ajena, que nos ayude a vivir con plenitud los momentos en pareja, movernos, pasear, correr, ponernos la ropa que queremos y jugar con nuestros hijos
Debemos lograr rescatar de nosotros mismos caracterìsticas màs valiosas, que se construyen con esfuerzo y dedicaciòn, y no solo una imagen o un peso ideal que los medios (y por ende la mayorìa de la sociedad) instalan como aptos, es importante hacer una lista de nuestras caracterìsticas como por ejemplo: solidaridad, diversión, creatividad y con lo que sabemos hacer mejor: cocinar, bailar, profesionales…trabajar nuestras fortalezas, profundizar en la construcciòn de nuestra autoestima, alejarse de discursos de “moda” y aprender a alimentarse saludablemente
Cuando tomamos conciencia de todo lo que somos es màs sencillo aceptar el cuerpo que tenemos.